viernes, octubre 19, 2007

Les digo

Para escribir un buen relato hay que tener en cuenta unas piececitas que están en la cabeza de todos los escritores: el espacio, el tiempo, el punto de vista, los objetivos y motivaciones de los personajes...

Les digo

En realidad, si montáis primero el esqueleto ya tendréis hecho casi todo el trabajo, basta con llenar los huecos con palabras, palabras que resulten bien sonoras y grandilocuentes o en cambio muy cotidianas y directas, eso es el estilo. Podéis empezar imitando el estilo, (es decir, las palabras) de algún autor que os guste mucho. Y así escribir: "Los jóvenes soldados calentaban sus huesos y sus miedos alrededor de las hogueras." O "el mar parecía de aluminio, metálico y pulido como el lomo de los delfines."

Les digo

Y entonces resulta que la literatura es un truco, salón de cristal y espejos. Una cosa refleja otra, y en una sola hay cien. No lo entienden, pero sonríen y se van a casa y al día siguiente me traen un cuento que han escrito y yo me sorprendo de que les resulte tan sencillo. No presumen, casi no tienen vanidad, les gusta leer en voz alta, no les molesta si les cambio alguna palabra, se ríen cuando se equivocan. No quieren escribir el mejor cuento de la literatura universal. Quieren escribir un cuento. Y contarlo. Me dicen ¿tú crees que se lee bien, todo seguido? en lugar de ¿es bueno, te ha gustado?

A veces pienso que vaya mentiras les hago tragar, como si de verdad la literatura fuera eso. Y otras veces pienso que vaya mentiras tragué yo, como si la literatura no fuera eso, y lo demás sólo el círculo de la soberbia estéril, rígida, pertinaz soberbia.

2 comentarios:

Lara dijo...

Y tú crees, por ejemplo, que el veneno empezará si dos de ellos se juntan a la salida, con los papeles arrugados, y deciden estirarlos y leer eso de nuevo, riéndose de sí mismos o del profesor, pero encontrando algo ahí, en la relectura, ya lejos del sudor, y luego llegar a casa y cuando han cenado y han hecho todo meterse en su cuarto, abrir otra vez el papel, volver a leer eso, como si de pronto no lo hubieran escrito ellos y ya todo estaría perdido si a esa hora, ya tan tarde, con la televisión sonando de fondo, cogen otra vez algo con que pintar y escriben:
"Hay veces que no puedo dormir."
Y todos son espejos. Y qué putada, qué mal lo pasarán después, cuando lleven ese papel al día siguiente en el bolsillo y quieran metérselo al otro en su pantalón, con toda la nueva verdad de seis palabras.

Pablo Gutiérrez dijo...

Formo terroristas, pienso a veces, les abro la puerta de una iglesia nueva, les estoy fastidiando su confortable perspectiva de comodidad y futuro científico-práctico, y sólo por el placer tan egoista de verlos manejar tú sabes qué libros a tú sabes qué edad.
No se lo digas a nadie, pero cuando resuenan esas noticias tan tremendas sobre todo lo que les hacen algunos a otros como ellos pienso "yo no soy tan distinto", pero lo mío es legal, se supone que saludable, sus mamás están encantadas de que lean tanto y escriban tan bien.
Formo terroristas y también doy forma a frustraciones, me temo. Y en eso sí que prefiero no pensar, no pensar.

[Copia, guarda en algún sitio, utiliza lo que has dicho ahí arriba, que hiela de tan verdadero, pocas veces tan verdadero]