miércoles, octubre 03, 2007

novela de bolsillo

Diez de marzo de 1989. Pienso en todo lo que he perdido. En los años duros. Los buenos años de la abundancia y las percepciones. Mi dormitorio conserva su figura en la humedad de las paredes; como una cámara mortuoria que guarda el espíritu del príncipe caído.

PERSONAJES PARA UNA NARRACIÓN:

Ellateama. Piensa: su amor te salvará de los espectros; ha venido a espantarte bichos de la cabeza; eso debería bsatar para que seas feliz. Mujer-sumidero donde tus pensamientos (esos que pensabas que tenías) se escurren a mechones. Tengan piedad con ella, porque se cree todo lo que dice, y no hay mayor flagelo, no hay.

El racionalista. Conviene alejarse de ella, piensa, es una comediante o una alienígena, no es humana tanta ingenuidad. Sobrevivir, sobrevivir y dejar atrás la piel que te sobra. Tomar de ella sólo el primer manojo, el más fácil de recoger. Cada quince años el cuerpo se renueva por entero, mueren todas las células y otras viven por un plazo similar. Nada permanece, nos hacemos nuevos a cada tanto.

El descuartizador de la tortuga. Toma decisiones gravísimas que nunca acomete. Soledad, mucha pornografía, terror cuando es de noche y lejos zumba una luz que no se apaga y piensa que Ellateama no está contigo. Morbimortalidad.

El pusilánime. Nada entiende, a nada se atreve, le gustaría ser el racionalista o el descuartizador de la tortuga, le gustaría vivir en algún sitio donde a nadie temiera ni nadie le asustara en una esquina ni le pusieran ranas en los bolsillos.

Daniela es tan joven, tan joven, ama al pusilánime pero sabe que Ellateama lo convirtió en una cuenta de su collar y el nudo de infrasentimientos está demasiado apretado como para que ella, con sus manitas de niña débil, pueda deshacerlo, no sabe, no sabe que sobraría con desabrochar un poco más esa blusa delicada.

La cabeza de la tortuga rodó a sus pies. Detrás de los gruesos cristales de la oficina aún no había amanecido. Quiso romper el caparazón de un golpe seco; las mamparas de poliuretano repitieron el estruendo de la coraza al percutir contra el escritorio.

Cuando yo me vaya, quién sabe si lamentará mi pérdida –el niño cruel imagina su funeral y pasa revista a las lágrimas de los invitados-. Marcharme, ahumar mis papeles y sacar del armario el abrigo gris y ahuyentar al habitante que lo ocupa mientras duermo. Pero antes, antes tengo que cumplir con mi parte en todo este asunto....

El efecto narrativo de esto es eh-evidente: el hombre, confesados sus frecuentes falseamientos, admite también un Antonio falseado y por tanto la existencia de esa narración construida sobre otras narraciones es… um. Pero esto solo hace reforzar el topic de la narración, la necesidad ontológica de construir una historia contra la aniquilación del tiempo. ¿No?

Queridísimo diario. Es pronto aún... Apenas ha anochecido. Bien bien bien, empecemos de nuevo. Un saltito y alehooop. Capítulo primero.

NOTA: EN ESTE CAPÍTULO SE HABLA DE ANTONIO Y DE CÓMO LO CONOCIÓ EN AQUELLA REUNIÓN EN LA QUE NO ESTABA INVITADO, Y QUEDÓ FASCINADO POR SU-SU ARROGANCIA.

La aparición de esos rostros en la multitud; pétalos de una rama negra y húmeda.

Ø Kuoni. Kuoni es el lugar que insistentemente aparece en los anuncios durante el invierno. Playas paradisíacas y templos budistas, atolones, islas circulares llenas de dioses capturados vivos – ¡vivos aún!, qué delicia - > Sé que es invierno por los anuncios de las agencias de viajes.

Ø Escena final: las kookäi o kolkaäi, niñas-hadas, humanoides, purísimas actrices que ríen y lloran a voluntad, fábricas de.

Soy un hombre viejo. Y sobre mí han pasado con inevitable crueldad años y acontecimientos que no he vivido, de los que solo fui el invitado que siempre apura el último vaso cuando los anfitriones
anfitrionesmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmm

Escena: una noche, acercándonos al desenlace, un helicóptero se detiene junto a la ventana como un insecto prehistórico y alumbra-inunda el dormitorio con los potentes reflectores.

- CLAVE: dramatizado todo el amor no por lo que vale sino por la necesidad vital de crear una historia. Convertir la vida en una historia digna de ser contada, y por eso se exageran las sensaciones como si se hiciera cibernéticamente, sólo para perdurar y ser sublime sin interrupción. Esa verdad la descubren Antonio y el hombre de la tortuga desde su refugio exterior, deciden construir el relato con todos sus instrumentos y viven la vida danzando y con cascabeles, vestidos con camisas blancas, egoístas, aristocráticos, desprendidos, despreocupados. Esa verdad no la descubren, sin embargo, el viejo, el joven perdido y las mujeres, mundanas, vitales (¿misoginia, yo?), quizá porque nunca lo necesitaron –salvo la vaca. Ah, la vaca.
Entonces.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Espléndido.
Escuela de William S. Burroughs. El mejor Beat.

Un camino de lo más interesante.

Anónimo dijo...

Qué genialidad!!!

Lara dijo...

¡Qué hijoputa!!!

Anónimo dijo...

El hijoputa con genio, me gusta. Sólo me falta almorzar desnudo. Aunque a veces lo hago, pero cuando estoy solo y nadie mira. No lo cuenten por ahí.

Besos, compadres.