sábado, febrero 21, 2009

resumen de noticias


¡E-ooh!
¿Alguien resiste?
Suena hueco aquí.

La habitación está tan vacía y deshecha: la humedad tragándose las paredes, en las esquinas lascas esparcidas de esa pintura plástica que nos aseguraron que sería tan eficaz contra el moho (nooo), los bichitos diminutos flipando con la densidad acuática de los muros; esta habitación deshecha y vacía es un parque de atracciones para ellos (al menos alguien disfruta mientras yo no estoy).

Es raro volver, me pareció que algunas baldosas se movían al pisarlas, intentaban esquivar la suela de mis zapatos, creí escuchar que una le decía a otra qué carajo hace éste aquí.

Lo primero, claro, es abrir las ventanas y dejar que el felicísimo Sol de Sábado queme las retinas de las manadas de bichitos (¿tienen retinas, miniretinas, o serán ciegos como topos, como los ratones y los perrillos recién nacidos?) que pueblan los tabiques. Y luego tirar a la basura las sábanas, comprobar el estado (nefasto estado) de las estanterías reblandecidas (¿habrá algo aprovechable aún, algo que no necesariamente contagie algún tipo de bacteria papirófaga?, ah, no puedo creerlo siquiera: La montaña mágica sigue justo ahí, la maldita), arrancar los enchufes y secar el interior con una bayeta si no quiero electrocutarme y quemar todo el edificio cuando vaya a encender la lamparita con la que hace MUCHOS SIGLOS leía (¿recordáis, pequeños dedos míos, el crujir de las páginas?, nunca fuisteis muy delicados vosotros, las retorcíais, las doblabais como no deben hacer los niños, alguna vez incluso os limpiabais las uñas con ellas; pero, en fin, habéis hecho cosas infinitamente peores).

¡Ooo-eeh!

Qué bonito, me gusta que haya eco como en una bodega, la tripa de un barco, etc. El eco me dice que esta ciénega malhuele y es insalubre y deberían precintarla y es incapaz de albergar ninguna buena idea, ninguna palabra precisa, pero eso ya lo sabía de antes y, a fin de cuentas, es mi ciénaga.

Resumen de noticias: todo sigue en su sitio el mar en el lugar del mar la roca donde la roca la escoria que el temporal arroja sigue enredando filamentos de alguna cosa sucia en mis tobillos cuando salgo del agua (hay una buena marejada perdida hoy) ya asoman las sillas de rayas y la chicas en camiseta (no lo creerán porque resulta que es justo lo mismo que escribí allí, ya la primavera prematura y el mar haciendo cremalleras sobre los bancales, ya las vinagretas silvestres, la migración inminente de los surfistas de invierno) todo sigue en su sitio quiero decir: las ideas-palabras en cualquier otra parte menos en el papel-pantalla donde debieran estar ya hace mucho y no, en cambio

¡Eee-oh! Qué bonito suena, especialmente porque sé que estoy-estaré solo.

A los bichitos pienso exterminarlos muy pronto.