jueves, junio 16, 2011

Yo no sé si es una evidencia que demuestra lo que pienso acerca de cómo debió de surgir todo este asunto, o quizá no sea más otra forma de control sin incidir directamente en la bronca. Pero lo cierto, lo indudable es que el vídeo ha sido retirado de youtube varias veces, y otras tantas fue subido de nuevo. De hecho, es posible que deje de funcionar pronto, no sé cuánto durará aquí insertado.
Sin más datos desde esta esquina tan alejada donde vivo, a mí me sirve, me aclara cosas.

viernes, junio 10, 2011

A ver si consigo explicar esto:
Mario Vargas Llosa, insigne escritor y todo eso, flamante Nobel, etcétera y especialmente autor de La ciudad y los perros, una de las novelas que me pegó más fuerte,
ese mismo,
se encontraba ayer a diez minutos caminando de mi casa -tres minutos en bici- para embarcarse hacia la romería del Rocío, el hormiguero.



Algunos detalles acerca del evento: fanáticos y borrachos que cruzan un parque nacional armados de bidones de gasolina para sus tractores, bidones de alcohol para sus gaznates y toneladas de tortilla de patatas, en una especie de gigante botellón itinerante que muchas veces ha recibido la denuncia y amenaza de veto (retirada de subvenciones) de diferentes autoridades europeas.
Otro dato: hace un par de años, la Guardia Civil incautó un alijo de cocaíana oculto entre las dunas del parque de Doñana, se entiende que bien dispuesto para que los peregrinos se aprovisionaran durante la procesión en una especie de drive-in que los llevara al trance religioso y la comunión con el pastorcito divino.
Y va Semprún y se muere, y los periodistas, ávidos de un total elegíaco, le preguntan al Insigne disfrazado de romero y a bordo de la lancha que cruza el río, flequillo al viento.
Todo es tan raro y pasmante que no encuentro ninguna conclusión, candado y etiqueta de cierre.
Sólo que a veces siento la terrible soledad de señalar enemigos donde nadie los ve.
Pero entiendo que eso es un problema mío, no sé para qué lo cuento aquí.

martes, junio 07, 2011

Mi ingenuidad sobre el 15M

Quién no tiene algo ingenuo que decir sobre el 15M. Decir, por ejemplo, entusiasmo, revolución ciudadana, asamblea, esas cosas.
Somos unos tristes y unos desconsiderados: al mismo tiempo que celebramos el acontecimiento y beatificamos el camping-gas, torcemos el gesto, arrugamos la nariz y con infinito escepticismo pensamos yo ya sé cómo acabará esto, ya lo viví, estuve allí en otro tiempo, no parece tan diferente del altermundismo de finales de los noventa, teoría de la válvula de escape, alivio para la frustración y en consecuencia consolidación de la superestructura, el club Bilderberg es la verdadera acampada, pero sobre pabellones de granito en auditorios privados y resorts.
Sin embargo, en medio de esta sopa de descreídos, pienso: hay que ser un mierda para dudar de cada cosa alimentando la pereza de no dar un pasito ni pararse a leer ni un párrafo; un mierda al que se le desvaneció el derecho de quejarse de nada, volver a decir todos son iguales.
A mí el 15M se me queda demasiado blando, Baroja habría apostado nidos de ametralladoras a la puerta del congreso y la junta de accionistas del BSCH. Ya sé que no serviría para nada (nunca sirvió) la bronca, pero me jode infinito que contribuyamos a la estabilidad del ejem SISTEMA con nuestro civismo y bondad.  
Aquí termina mi ingenuidad, no hay más. No formo parte de eso porque cuando hablo del asunto se me pone muy mal carácter. Y especialmente porque (lo siento, pido disculpas, no volveré a decirlo, sólo esta vez) el pesimismo es otra forma de dogma. Me sobra Baroja, ya.
Pero no me sobra el 15M, como con tan mala baba y simplicidad parece que aquí sí.