miércoles, marzo 28, 2012

Imagínate que digo que la huelga de mañana es un fraude.
Imagina que despliego abundantes argumentos para demostrar que su función es servir de válvula de escape, esto es, reforzar al propio sistema mediante la liberación de la furia excendente, pero siempre de una manera controlada y con servicios mínimos, apenas un día singular a mitad de una semana bastante improductiva, justo antes de las grandes vacaciones del consumo, huelga permitida y registrada en la Delegación de Gobierno, huelga sin molestar demasiado, huelga convocada por los mismos sindicatos que, arrogándose la representación de los trabajadores por concesión del Estado, colaboran en el mantenimiento de la situación, perfectos interlocutores indoloros, tan corporativos y tan evidentes que a sí mismos se denominan Agentes Sociales, agentes de la Agencia, vigilantes, huelga permitida-concedida-aprobada-tolerada-integrada.
Imagina que te digo que mi jefe está deseando que yo haga la huelga porque no trabajo en ninguna factoría ni dejaré de producir nada, y en cambio él se ahorrará mi sueldo prorrateado, mi jefe piensa que con un poco de suerte todos iremos a la huelga y quizá entonces los gestores consigan cuadrar el balance de este trimestre.
Ahora dime esquirol e insolidario, dime qué a gusto vives con tus rentas aseguradas, con tu trabajito que no peligra, dime por qué no piensas en los que están peor que tú y aun así mañana irán a la huelga con toda la ilusión reivindicativa y las ganas de sentirse parte de un grupo rebelde que se reafirma frente a un enemigo, una bronca común, un club de la lucha, dime que no se trata de parar la reforma porque eso es una batalla perdida sino de demostrar que estamos juntos y peleamos y somos un cuerpo resistente, un gesto de rebeldía y autoconciencia.
Como el 15M difunto.
Con las mismas consecuencias del 15M, la misma herencia que dejó el 15M, cero-cero.
No nos vamos a poner de acuerdo nunca tú y yo, me tienes tan harto con tu necesidad de cuestionarlo todo y de ir siempre a la contra. Es mucho más sencillo, haces la huelga o no la haces, estás a favor o en contra, protestas o trabajas. Haz lo que quieras pero, por favor, ¡por favor!, no me expliques cuánto sufres y dudas, a quién le importa eso.

3 comentarios:

David J. Calzado dijo...

¡Seré frívolo! Estoy harto de tanta economía e indicadores, la crisis y sus consecuencias. ¿Posición acomodada? Quizás, no lo niego. Estoy harto (lo cual no significa que no me preocupe o me afecte). ¿Me he de sentir mal por querer bañarme de nuevo en bolas cuando se calme el levante, me mortifico por tener ganas de beber vino y de leer sin que nadie me moleste ese libro que aguarda desde hace tanto? ¿Y el compromiso del escritor? ¿Salir a la calle a lo Willy Toledo? Ahora lo que me pide el cuerpo es holgar de otra manera.

David J. Calzado dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

Ayer vi trabajar a los enclaces sindicales de mi curro. Lo prometo.