viernes, abril 27, 2012

Si esto fuera un diario sentimental, y nunca lo fue, ahora tocaría decir Querido diario, te pido disculpas, te tengo muy abandonado, últimamente han pasado tantas cosas que no tengo tiempo siquiera para escribir unas líneas y contarte cuánto ha cambiado todo, el país, ¿sabes?, al país no hay quien lo reconozca, parece el mismo pero ya no lo es, todos los días escucho la narración repetida de los meses, los años que hace alguien está en el paro, su desesperación, su inexistente ira, pero no quiero aburrirte con cosas que podrías leer en un periódico (miento, no podrías, ya los cierran) o que tú mismo podrías ver si pasearas por este barrio por la mañana, cuando hay tantas personas como en una película dando vueltas hacia ningún lado, descuida, ya dejo el plomo social.
Querido diario, desaparecí porque (¿lo imaginas?) andaba terminando una novela.
La palabra novela me parece cada vez más ridícula, novela es lo que emiten en televisión después de comer, aquí nadie se sienta a leer la novela sino a ver la novela, novela es una palabra tan romántica con toda su polisemia. La mía, ya lo habrás supuesto, no habla de amores arrebatados ni nueras infieles, sino de otras cosas. Tendrás que esperar un poco, querido diario, yo creo que quedó bien y ya está lista y con todos los botones en su sitio, pero aún faltan algunos meses para que puedas conocerla, ¿sabías que en las imprentas componen letra a letra y tilde a tilde cada frase?, no es pulsar print y ya, ah no, y yo he puesto muchísimas comas, que es lo más complicado, y poquísimos puntos, cualquier profesor de lengua me suspendería por eso y por mis mayúsculas.
Pero no importa, la novela está ahí, en una caja, y coincide con el verano prematuro y un tanto de poniente molesto pero casi veo el final del curso y las vacaciones y Portugal y la pequeña rabiosa haciendo rafting en las dunas.
Te escribía, además, por otra cosa un tanto vergonzante.
Abc, ¿te acuerdas? El Abc de siempre, el de la grapa. A ti te suena, como a mí, a la tercera, a Lázaro Carreter, a las tiras de Cándido, a itinerario de cofradías (y aprender a decir itinerario y no intinerario), a papá jugando a esa cosa imcomprensible llamada Portfolio, por supuesto a las necrológicas como sábanas justo al lado de los anuncios de prostitución, a Alfa y Omega, a portada de peste borbónica y, dioses, a CAMPMANY, Martín Ferrand, Antonio Burgos (la aceituna mecánica). ¿Te acuerdas de aquel artículo de A. Burgos que comparaba la adopción de niños por parte de parejas homosexuales con el infanticidio? Era hermoso, ¿eh?, guardé el recorte (se hacían recortes entonces) hasta que se puso amarillo y ya definitivamente daba asco.
Bien, pues ¿lo creerás?, los de Abc me han dicho que por qué no escribo alguna cosa para ellos, en una especie de blog compartido o algo así.
Y, ¿lo creerás?, he dicho que sí.
Ya sabes que es verdad eso que de que Abc tiene el mejor de los suplementos culturales y etcétera. Otro día, si quieres, hablamos sobre coherencia y esas cosas; sobre la mía, quiero decir. Mientras me lo pienso, déjame que ponga alguna allí, a ver qué sale. Tampoco voy a ir de incendiario, no creas, se trata de hablar de libros con ingenuidad. Pero todo son hombres en el blog, como un gimnasio antiguo, y siempre me asustó estar rodeado de hombres, no sirvo para clubes ni juntas vecinales. Va a oler de mal ahí dentro, a sudor y a vaqueros.
¿Qué te parece? Lo mismo nos reímos, ¿no?
Un beso,

P

  

lunes, abril 16, 2012


Radical. Antisistema.

jueves, abril 12, 2012

No es el adjetivo, son las pelotas de goma. Sucede así:
La policía le dispara a un tipo y le revienta la cara; y el tipo es tan hijo de puta que va y decide morirse sólo para fastidiar. Como los que decidieron quedarse tuertos o revestidos de placas de titanio. La gente es tan desconsiderada, los vascos sobre todo, que a la primera que puede se pone en la trayectoria de las pelotas con toda la intención de morirse después.
Pero son de goma, como los patitos; no de plomo ni de plata contra el hombrelobo. Los policías quedarán absueltos. Más que nada por tradición constitucional: en este país todos los policías quedan absueltos siempre.
En el caso de Bilbao no había vindicación política ni nada distinto de una bronca, alguien que grita polis cabrones y los polis, en justa represalia a tan acerado ataque, responden con lo que tienen. Si tuvieran serpentinas, decorarían un árbol; si tuvieran un libro de Quevedo, arrojarían sonetos con saña.
El gobierno, que sabe bien cómo es la gente, acaba de comprar cien mil pelotas más. Eso, y lo de cambiar el código para que sentarse y no moverse se considere un atentado.
Está bien eliminar las ambigüedades, tener las cosas claras. Ahora ya sabemos que en la calle pueden pasar cosas terribles. La calle debe ser un lugar de tránsito entre tu casa y tu trabajo o tu oficina de empleo o el centro comercial. Cien mil pelotitas de goma rebotando por ahí: mira que si te da una, qué mala suerte.

miércoles, abril 11, 2012

Terror matemático:

-Cooperación internacional, -40%.
-Ciencia, -25%.
-Educación, -??%
-Defensa, -8%
-Casa Real, -2%.
-Iglesia, -0%.

Y en justa coherencia:

-Resistencia pasiva, atentado a la autoridad.
-Convocatorias por internet, asociación criminal.

No más. No decir nada más. No habrá réplica. No hay adjetivos. El adjetivo, en estos casos, mata. Y ya podría ser delito.

lunes, abril 09, 2012

Cuando está contenta por cualquier motivo, pero sólo cuando está muy-muy contenta, camina de puntillas dando saltos como si los zapatos le quedaran pequeños. El motivo de ayer es que repentinamente es verano y océano azul y escapar de las olas en la orilla e incluso permitirme un instante de traje de goma y brincar (muy poco) como hace tiempo que no, olas tersas y huecas sobre la piedra, los muchachos se volcaban dentro con caras de bulldog, en el descampado a ellos les esperan las furgonetas y las cámaras zoom, a mí una niña que devora todos los bocadillos y las tartas de chocolate y las tortitas mexicanas y las energías y los minutos, ay, hasta que al fin duerme, rendida, durante doce horas, como una batería de litio que se recarga sólo para volver a empezar, como el verano prematuro, que ya empieza tan disponible para nosotros.